viernes, 29 de mayo de 2015

Gramsci y Trotsky: Ciencia política y Estrategia (a propósito de un texto de Carlos Nelson Coutinho)


Para retomar la reflexión que planteamos en distintos momentos desde este blog, sobre las relaciones entre ciencia política y estrategia marxista (ver por ejemplo este viejo post y este otro más reciente), utilizaremos un trabajo de Carlos Nelson Coutinho (reconocido intelectual gramsciano-lukacsiano del Brasil), posteado recientemente en el blog Marx desde Cero y hace unos años en Gramscimanía

En "El concepto de política en los Cuadernos de la Cárcel", Coutinho retoma la cuestión de la ciencia política en los Cuadernos de la Cárcel, señalando algunas  claves de interpretación que a veces no son tenidas en cuenta por los que postulan a Gramsci como un teórico de la "autonomía de la política" sin más. 

-La primera es que Gramsci se ubica desde el punto de vista de la "totalidad" y por eso rechaza una concepción academicista o estrecha de la política. Si bien el eco lukacsiano de tal afirmación es evidente y quizás no sea la forma exacta en que Gramsci plantea el problema, podemos considerar que la concepción de la "nueva inmanencia" como unidad de teoría y práctica y de filosofía, historia y política, consustancial a la praxis política revolucionaria tiene que ver con un punto de vista integral (y por ende que busca la totalidad). 

-En función de lo anterior, Coutinho destaca la concepción gramsciana del "momento catártico" como comprensión de la política en sentido amplio, es decir la política como el momento en que los sectotes subalternos conquistan una conciencia crítica de su propia práctica y la modifican.

-Avanzando en la cuestión más "científica" sobre la base del momento catártico domo definición amplia de política, se constituiría la ciencia política como crítica de la política burguesa y como actividad tendiente a "crear nuevas relaciones de fuerzas". 

-En función de estas definiciones, Coutinho debate contra la interpretación "politicista" del pensamiento de Gramsci, señalando que para éste la política sigue siendo expresión de los conflictos que se dan al nivel de la estructura, por lo que hay una "prioridad ontológica" de la estructura sobre la superestructura que en última instancia establece las determinaciones y condicionamientos de la praxis política. A su vez, destaca un segundo aspecto relevante que es la centralidad de la cuestión de las relaciones de fuerzas en las elaboraciones de Gramsci, que a su vez sería distintiva de su concepción de la ciencia política

-Por último, asocia la cuestión de la ciencia política a la necesidad de establecer una "estrategia especial de transición al socialismo en las sociedades más complejas, occidentales."

Creo que en ese hiato entre la cuestión de las "relaciones de fuerzas" y la de la "transición al socialismo en las sociedades más complejas occidentales" reside una de las principales debilidades de los enfoques de los gramscianos, basados en ciertas ambigüedades del propio Gramsci pero también en una clave de lectura generalizada que contrapone la "guerra de posición" con la "guerra de maniobra". 

En efecto, como señalamos en su momento en un artículo sobre los gramscianos argentinos, la modificación de las relaciones de fuerzas o mejor dicho la creación de una relación de fuerzas favorable, no resuelve como tal la cuestión del poder y en este sentido la ciencia política no reemplaza la estrategia. 

O mejor dicho, si consideramos como central la cuestión de las relaciones de fuerzas en el pensamiento de Gramsci, no se puede postular una "transición al socialismo" sin el momento previo de ruptura revolucionaria, que Gramsci situaba entre el "momento de las relaciones de fuerzas políticas" y el de las "relaciones de fuerzas militares". 

Sin embargo, queda pendiente la pregunta: ¿hasta dónde Gramsci omite deliberadamente la hipótesis "insurreccional" en sus Cuadernos de la Cárcel, hasta dónde la considera un momento subordinado dentro de un proceso más amplio y qué relación tiene esta cuestión con la de la guerra civil en "Occidente", que ya Trotsky había señalado tendría un carácter más de "guerra de posición" aunque no de posicionalismo absoluto?

Si bien hemos destacado en este artículo y en otros posts ciertos pasajes de los Cuadernos en los cuales Gramsci establece una relación entre "guerra de posición" y "guerra de maniobra" distinta a la contraposición rígida, sería necio intentar presentar a Gramsci como un "teórico de la insurrección", dado que sus reflexiones apuntan a comprender, explicar y formular una teoría política que de cuenta de qué hay que hacer cuando la insurrección no está planteada como perspectiva inmediata. 

Por eso, cuando compara la lucha política con la guerra militar señala: 


En la guerra militar, logrado el fin estratégico, destrucción del ejército enemigo y ocupación de su territorio, se da la paz. Es preciso señalar, por otro lado, que para que concluya la guerra basta con que el fin estratégico sea alcanzado sólo potencialmente; o sea, basta con que no exista duda de que un ejército no puede combatir más y que el ejército victorioso "puede" ocupar el territorio enemigo. La lucha política es enormemente más compleja. En cierto sentido puede ser parangonada con las guerras coloniales o con las viejas guerras de conquista, cuando el ejército victorioso ocupa o se propone ocupar en forma estable todo o una parte del territorio conquistado. Entonces, el ejército vencido es desarmado y dispersado, pero la lucha continúa en el terreno político y en el de la "preparación" militar (C1 § 134, en este mismo parágrafo Gramsci distingue, la "guerra de posición", la de movimiento y la subterránea)
No obstante lo sugerente del argumento, parecería que la comparación entre guerra de conquista y lucha política apunta sobre todo a una estrategia de "largo aliento" en la cual el momento específico insurreccional no tiene un peso especial o queda subsumido dentro de un proceso de conjunto. Sin embargo, el famoso parágrafo 17 del Cuaderno 13 señala el "momento" de la relación de fuerzas militares como "inmediatamente decisivo". Por eso del texto anterior surge claramente que no basta solamente con una relación de fuerzas favorable sino que ésta debe ser consolidada como una relación más permanente, "ocupando en todo o en parte el territorio enemigo" y sosteniendo esa "ocupación".

Como señalamos en un reciente artículo escrito con Fernando Rosso, Gramsci ejemplifica la cuestión militar y político-militar con la guerra de liberación de una nación oprimida, que puede ser considerada como el equivalente "nacional" de la guerra civil.  

Si dejamos de lado ciertos enfoques "gradualistas" que hoy por hoy impulsan nuevamente los referentes de PODEMOS y Syriza y volvemos a pensar a Gramsci en su contexto, el de los años de entreguerras, podríamos hacer una lectura más ajustada. 

Porque precisamente es en los años de entreguerras aquellos en los que la sociedad burguesa marcha hacia una extrema politización por un lado y hacia un extremo militarismo por el otro, años en los que al calor de la lucha entre revolución y contra-revoluciones, surgen nuevas formas y actores políticos, nuevas tácticas y doctrinas militares y nuevas teorías de ambas cosas. 

En este contexto, más que como un mero teórico de la guerra de posiciones entendida como una acumulación gradual, Gramsci podría ser considerado como un develador de la "guerra subterránea" sobre la que se estructura el Estado moderno, estructura que exige a su vez una preparación en una escala superior a las experiencias del pasado y que impide cualquier intento de trastocarla por medios puramente "políticos".

Retomando entonces la comparación entre guerra de conquista y lucha política, la "guerra de posición" no sería una simple lucha política acumulativa o defensiva sino parte (sin duda parcial, pero parte al fin) de una estrategia ofensiva contra una clase dominante y un Estado que luchan a la defensiva desde una posición de mayor fortaleza. 

Y aquí vuelve a plantearse la relación entre Gramsci y Trotsky, que es uno de los "núcleos obsesivos" de este blog, para articular las teorías de la hegemonía y la revolución permanente, la ciencia política y la estrategia.

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