domingo, 4 de mayo de 2014

Nuevamente sobre el materialismo de Marx y su actualidad


Agradeciendo la contribución del compañero Federico Manzone, que espero tenga continuidad con otros posts, paso a desarrollar o mejor dicho esbozar con mayor claridad algunas de las cuestiones sobre las que pide precisiones.

El objetivo de este post no era privilegiar el materialismo contra o sobre la praxis, sino introducir a algunas cuestiones planteadas por el libro de Peter D. Thomas "The Gramscian Moment" y señalar algunos lugares comunes que da por supuestos o menciona abiertamente (más abajo, más detalles al respecto). Creo que de entrada la interpretación que hace Federico sobre que plantear que la oposición de materialismo y praxis es estéril es como plantear que la cuestión filosófica da lo mismo, no tiene nada que ver con lo que plantea el post. Pero vayamos por partes. 

En primer lugar, creo que si bien la discusión entre "materialistas" y "praxiológicos" tuvo su importancia histórica, no es tan sencilla ni tan nítida como parece serlo para Federico. Por ejemplo, él menciona entre los ejemplos, a Antonio Labriola y la II Internacional, pero Labriola nunca consideró que sus elaboraciones fueran contra la II Internacional, sino contra los socialistas italianos que postulaban que el marxismo era afìn con Spencer y Darwin (entendido éste último como una variedad de Spencer), los cuales a su vez eran una aberración respecto del relativo "positivismo" de la II Internacional. En cambio yo creo que había una gran heterogeneidad en este aspecto teórico, donde convivían de Labriola a Plejanov, incluyendo algunos "marxistas" que poco tenían que ver con el marxismo. Labriola también polemiza con Masaryk y Croce y discute con Sorel, es decir su principal trabajo como polemista era de la II Internacional hacia afuera. Sobre la crítica de Gramsci a Bujarin, ver en detalle acá

Creo que en la segunda postguerra, la discusión de reivindicar la praxis y la verdadera filosofía de Marx contra el stalinismo fue en gran medida una forma de ser "disidentes" en contextos en que no se podía plantear abiertamente las diferencias políticas (y en general los "disidentes" no podían ser "oposicionistas" es decir trotskistas, porque no había trotskismo en países como Yugoslavia o Checoslovaquia). Esto no quiere decir que haya que descartar, por el contrario por lo menos para mí son una referencia, los trabajos de Kosik y Markovic, pero contextualizarlos permite quitarle "dramatismo" al debate filosófico, politizando sus coordenadas. 

Por último, creo que después de varias décadas de efectos devastadores del "giro lingüístico" sobre la teoría, cualquier intento de recomposición del marxismo debe partir de proponerse superar "dialécticamente" las polémicas al interior de la tradición marxista que se dieron en condiciones totalmente distintas de las actuales, para plantear una teoría marxista que de cuenta de los principales cuestionamientos a los que estuvo sometida durante las últimas décadas, desde ya sin abandonar los debates clásicos. 

Ese es el sentido de debatir el libro de Thomas, así como reflexionar sobre la obra de Gramsci y su relación con la de Trotsky, a lo que se dedica una parte significativa de lo que se escribe en este blog (como continuidad o complemento del trabajo teórico del PTS y la FT). 

Sobre la cuestión de la praxis y la práctica, en general coincido con lo que dice, siempre y cuando lo de la "actividad práctica sensible" no excluya la teoría revolucionaria como parte de la praxis. Dicho sea  de paso, en el artículo "La ortodoxia que no fue", linkeado más arriba, hay un pequeño resumen de cómo aparecen ambas (englobadas en una idea amplia de praxis) en las Tesis sobre Feuerbach.

Sobre los párrafos referidos específicamente a las relaciones entre la praxis y el materialismo, me parece que el error de Federico consiste en que tiende hacia una visión en la que la "superación" por Marx del materialismo es pensada desde un punto de vista un poco antidialéctico.

Con esto quiero decir que Marx se delimita del "materialismo anterior" por su carácter pasivo y metafísico, pero no por su realismo, con lo cual, me parece insostenible invertir la relación entre praxis y materialismo, diciendo que el materialismo se deriva de la praxis. 

Cuando yo digo que Gramsci desconoce la formulación por Marx de un "nuevo materialismo" es porque él plantea no sólo que hay que hacer eje en el término "histórico" de la expresión "materialismo histórico" (cuestión que en sí misma no parece incorrecta) sino también que Marx nunca llamó "materialista" a su concepción. Yo atribuía este grosero error de Gramsci a una presunción de que no había tenido acceso a la Ideología Alemana (cuyo primer capítulo se publicó en ruso en 1924), cuestión que consulté con la investigadora Dora Kanoussi, vía mail, quien gentilmente me confirmó que hasta donde ella sabía, Gramsci no había leído La Ideología Alemana. No obstante esto, después me dí cuenta de que Gramsci, conociendo al dedillo las Tesis sobre Feuerbach y el fragmento sobre materialismo de La Sagrada Familia, había optado por una interpretación en la que su criterio de que los viejos términos adquieren un sentido nuevo en el marxismo (que aplica a la inmanencia) no había sido aplicado al materialismo, aunque el propio Marx habla de un nuevo materialismo explícitamente. En este sentido, coincido que la piedra de toque de este "nuevo materialismo", como está formulado en las Tesis, es la praxis, pero con la salvedad de que la ruptura con las concepciones anteriores, implica una conservación en otros términos de lo superado. Creo que esta discusión es importante, porque para hacer frente a teorías (en retirada pero todavía con peso) que reducen todo a discursos, es decir que van contra el materialismo no por su "pasividad" sino por su realismo, como forma "sofìsticada" de luchar contra el marxismo, la reivindicación de la idea de Marx de un "nuevo materialismo" permite unir el "realismo" que queda en pie del "viejo materialismo" con la idea de una concepción centrada en  la praxis (creo que es un error de descontextualización dar esa relación por supuesta).

Sobre la relación entre teoría y praxis, coincido en que la teoría es condición de posibilidad de la praxis (creo que la teoría es parte de la praxis, por lo menos en el marxismo revolucionario) y en ese sentido es que señalaba que la posición de Korsch, de ver la teoría como expresión inmediata de la práctica revolucionaria implica un "expresivismo", que para mí sí es problemático, porque puede generar una subestimación de la mediación de la teoría o pensado desde el ángulo estratégico una subestimación del trabajo preparatorio (incluido el teórico) en los momentos en que la lucha de clases no está en ascenso. 

Sobre lo de la "traducibilidad de los lenguajes cientìficos y filosóficos" me parece que lo que plantea Federico es una "interpretación libre". Gramsci plantea esa idea, pensando en cómo "traducir" la experiencia de los bolcheviques a Occidente y cómo "reducir" críticamente y en polémica distintos aspectos de la "revisión" de Croce, para superarla junto con la otra "revisión" de Bujarin. 

Por último, mi objeción contra Thomas es que asimila a Trotsky con el DIAMAT (incluso a Bujarin, que es distinto al DIAMAT, ya que Bujarin es mecanicista pero anti-organicista), sin hacer mayor esfuerzo para pensar las formulaciones de Trotsky en sus Notas sobre Lenin, Dialéctica y Evolucionismo con el conjunto de su teoría (ya que Trotsky no se dedicó con el mismo énfasis que Gramsci a elaborar sobre filosofìa, lo cual no quiere decir que no le diera importancia, como bien plantea Federico sobre la cuestión de la dialéctica), con lo cual ciertos criterios de interpretación postulados por el propio Gramsci (traducibilidad de los lenguajes, resignificación de viejos términos, ver la filosofìa de los hombres políticos en su obra no formalmente filosófica) se dejan de lado cuando se trata de asimilar en trazo grueso a Trotsky con el "marxismo soviético" (aunque sea en un aspecto parcial para el conjunto de la obra de Trotsky). 

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