viernes, 11 de abril de 2014

El paro general en Argentina, los sindicatos, el peronismo y la izquierda



De acuerdo con lo que dice Fernando acá y de paso agregamos o complementamos algunas cuestiones, intentando no caer en el exceso de análisis al que somos tan proclives los argentinos (aunque seamos internacionalistas):

-Queda claro el peso de los sindicatos en la vida nacional (y de paso la ridiculez de los que proponían protestas de la confitería Richmond en Plaza de Mayo, convocadas por el FIT, como si éste pudiera reemplazar las centrales obreras o los que proponían similares tertulias pero en otras plazas). No obstante esto, sigue planteada la contradicción entre el peso de los sindicatos en la estructura del peronismo y el Estado argentino y la tendencia política que predomina en los candidatos que se proponen suceder a CFK. Siendo que cualquiera de ellos, sea Massa o Scioli o Macri (no sé si lo pongo por piedad o por sarcasmo...), no tiene nada que ofrecer al movimiento obero, salvo ajuste, que hoy aparece como ajuste negociado, pero es poco probable que pueda sostenerse en esa tónica durante uno o dos mandatos más. En este contexto, si bien la burocracia sindical es un pilar del régimen político argentino y precisamente lo es por su control del movimiento obrero, lo cierto es que la perspectiva de ligarse a proyectos políticos patronales que poco y nada tienen para ofrecer, deja a Moyano (más que a Barrionuevo, que de todos modos dirige mucho menos) en una situación incómoda, sin alternativa, que es la que "sobredetermina" (como le gusta decir a los académicos) su extrema moderación (paro dominguero, discurso contra los piquetes, etc.), El otro plano de este problema, es que no hacer nada es la mejor forma de seguir dejando que la izquierda gane peso. En el fondo, el peronismo no puede resolver "históricamente" el problema del peso "excesivo" de los sindicatos sin derrotas de mayor magnitud, que van mucho más allá del ajuste "negociado", ni la burocracia puede conseguir un vuelco en la relación de fuerzas sin dar una lucha más seria, que abre a su vez la posibilidad de distintos "desbordes" y si la clase obrera le agarra el gustito a las demostraciones de fuerza que ponen de manifiesto su enorme peso social en la Argentina, el peronismo tiene un problema. 

-El peso de los sindicatos en la vida nacional, plantea que no puede pensarse ninguna estrategia para desarrollar una izquierda que talle como actor en la política nacional, por fuera del o mejor dicho eludiendo el trabajo en los sindicatos (ya que por afuera de ellos también hay muchas tareas). En ese sentido, preferimos el denominado por Perry Anderson como "el último consejo de Lenin al movimiento comunista de occidente" (lucha por el Frente Unico para ganar a la mayoría de la clase obrera, organizada en sindicatos, lo cual incluye la lucha por recuperar esas organizaciones), que el primer consejo de Morales Solá al PTS, (dedicarnos más al electoralismo y menos a la acción directa), aunque no negamos que quizás en Lichtenstein o Suiza pudiera llegar a ser un consejo realista. Curiosamente, la propuesta de que nos constituyamos como un "massismo rojo" termina uniendo al columnista de La Nación con los voceros de la Mazorca peronista....

-Se podría decir que durante el 2013 pareció predominar la tendencia a la constitución de un partido (entendido en el sentido histórico) por la vía del desarrollo parlamentario de la izquierda. Esta "hipótesis", marginal en la historia del movimiento obrero argentino, pródigo en huelgas generales, piquetes, comisiones internas y coordinadoras, pero poco avezado en el parlamentarismo obrero, parecía aparecer con fuerza, marcando las vías de evolución de la relación entre el movimiento obrero y la izquierda. Precisamente, una de las cosas que quedó clara ayer, es que el desarrollo electoral o parlamentario es un "clavel del aire" sin el peso orgánico y el trabajo de base en los sindicatos. Y si la "crisis de autoridad" de la burocracia sindical en los gremios que llamaron a no parar y la base paró igual es una amenaza que se cierne en cierto modo sobre toda la burocracia, esto no sería posible si no existiera un trabajo sistemático de la izquierda, en particular del PTS, en el movimiento obrero y los sindicatos. No obstante esto, desde el punto de vista de las posibles vías de recomposición de la izquierda, en cierto modo todas están más o menos verdes y todas siguen abiertas (desarrollo del FIT, desarrollo del sindicalismo combativo, constitución de corrientes clasistas en los sindicatos, desarrollo de instancias de coordinación, surgimiento de tendencias a la independencia de clase, etc.), pero la contradicción entre el rol "reformista" de los sindicatos y la tendencia a la constitución de un peronismo de centroderecha ajustador, abre la perspectiva de desarrollos más amplios, donde lo electoral esté subordinado a fenómenos más profundos en el movimiento obrero. 

-(Sepan disculpar la digresión...) Hace unos días le vengo dando vueltas a algunas discusiones relacionadas con los estudios gramscianos, a saber: las disímiles propuestas de cómo entender los Cuadernos de la Cárcel de Juan Carlos Portantiero y Peter Thomas. El primero dice que como Gramsci no es un profesor de ciencia politica no se puede articular ninguna lectura a partir de uno o dos conceptos, sino de una propuesta de "guerra de posiciones" como "estrategia de largo aliento para la conquista del poder". Peter Thomas sostiene que la teoría de la hegemonía es el punto de elaboración más alto de los Cuadernos y que todos los conceptos restantes como "revolución pasiva", "guerra de posición", "occidente y oriente" deben subordinarse a aquella. Yo creo que tiene razón Thomas, porque la reflexión de los Cuadernos se ubica más en el plano de la teoría política que en el de la estrategia, pero sobre todo porque la "guerra de posición" en la interpretación de Portantiero termina introduciendo un componente temporal (tiempos largos tendientes a infinitos) que vuelve intrascendente la lucha de clases, mientras que rescatar la teoría de la hegemonía (depurada de sus desplazamientos populistas) hace a la crítica del sindicalismo tanto como del electoralismo. Y más en general, más allá de la teoría, mucha "guerra de posición" termina en "posicionalismo" más o menos absoluto que termina siendo una mera ocupación de espacios.

Desde este punto de vista, toda conquista de posiciones en los sindicatos, los centros de estudiantes o los parlamentos, cobra sentido como parte de la lucha por que la clase obrera se constituya en sujeto y soldar en la lucha común la alianza obrero-popular con el movimiento estudiantil combativo, los movimientos de mujeres, los pueblos originarios y los pobres de las grandes barriadas. Gracias a esa práctica, ayer hubo una voz alternativa a la de la burocracia en el paro nacional más importante que se haya hecho contra un gobierno kirchnerista.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Puede hacer todos los análisis que quieran y desplegar las argumentaciones más retorcidas: lo cierto es que fueron de furgón de cola de un paro contra el Estado convocado por la burocracia sindical de la que reniegan. Quieran o no, consciente o inconscientemente, son aliados de aquellos a los que responsabilizan, entre otras cosas, del crimen de Mariano Ferreyra. En política uno puede equivocarse, lo que no puede bajo ningún concepto, es confundir al enemigo.

JDM dijo...

Gracias por comentar. La conducción de la UF no llamó a parar, porque sigue aliada con el gobierno (Recuerde que CFK decía que Pedraza era modelo de sindicalismo hasta que le tuvo que soltar la mano). La tradición marxista tiene una compleja y profunda elaboración sobre la cuestión del Frente Unico, los sindicatos, la burocracia sindical, etc. Sugiero visitar esos textos, antes de repetir con delay el discurso de Capitanich. Slds.