lunes, 23 de abril de 2012

Lenin, teoría y política hegemónica (a propósito de las Lecciones Cuarta y Quinta de José Aricó)

Aunque queda pendiente retomar la discusión a propósito de YPF, con el resurgimiento de diversas posiciones "campistas" (no del campo sojero sino del apoyo al campo supuestamente progresivo), debo continuar con la tarea de comentar el libro de José Aricó, que condensa una gran parte de sus ideas y permite retomar debates sobre cuestiones importantes de la teoría marxista, que trascienden el análisis de coyuntura.

En este caso, abordaremos las Lecciones Cuarta y Quinta, que mantienen una continuidad. La sexta la tomaremos en un próximo post, por el debate sobre Trotsky, que requiere detenerse en varias cuestiones. 

Aricó rescata, igual que en su Marx y América Latina, los intercambios de Marx y Engels con los populistas rusos, para oponerlos a la filosofía de la historia socialdemócrata, que consideraba que todos los países debían pasar por el mismo proceso que Inglaterra. Aclara que el debate entre marxistas y populistas no era sobre si el capitalismo iba a penetrar y dominar en Rusia, sino acerca del impacto que tendría este proceso en el campo, los tiempos con que se daría y qué sujeto dirigiría la revolución. 

Presenta a Lenin como una excepción en el marxismo ruso, en tanto su crítica del punto de vista populista parte de distintas consideraciones teóricas que  la socialdemocracia tanto en su vertiente "revisionista" como "ortodoxa": Lenin, basándose en el Libro II de El Capital, retoma la idea de que el capitalismo en su expansión subsume los modos de producción anteriores, dando lugar a combinaciones originales, que pueden estudiarse mediante la categoría de "formación económico-social". De esta forma, la variedad histórica no es la negación de la doctrina ("revisionistas") ni una mera confirmación ("ortodoxos"). El marxismo debe estudiar las peculiaridades del desarrollo histórico que operan al nivel de una formación económico-social determinada que parte desde la estructura de clases hasta la determinación del carácter de la revolución y el sujeto que la dirigirá. Aricó opone este punto de vista histórico concreto al modelo de desarrollo "a la inglesa" extraído por la socialdemocracia del Libro I de El Capital, contra cuya transformación en una filosofía de la historia "suprahistórica" ya alertaba Marx en su carta a la revista rusa Otiechéstvennie Zapiski.

Este rescate de Lenin como teórico es muy atractivo y resulta pertinente porque establece una relación entre teoría y estrategia, en la cual la claridad teórica relativa fue una condición para la formulación de una estrategia adecuada a las condiciones de la lucha de clases en Rusia (hegemonía de la clase obrera en la revolución democrática contra la autocracia, tomando las demandas de todos los sectores oprimidos, como "tribuno del pueblo", según la formulación del ¿Qué Hacer?)

Aricó remarca esta unidad de ciencia y revolución y su expresión en ¿Qué hacer? en el rechazo no de la espontaneidad de la lucha obrera sino del espontaneísmo teórico: "en primer lugar, el hecho de conocer profundamente el análisis que del proceso de reproducción del capital social global hace Marx lo llevó [a Lenin] a excluir de antemano toda hipótesis catastrófica, pero además lo llevó a reconsiderar la relación entre el capital y el trabajo como el punto central de referencia para un reconocimiento analítico del conjunto de las relaciones de clase que existían en una formación económico-social determinada. De allí, entonces la afirmación del carácter irreductiblemente político de la acción de la clase obrera rusa, lo que en ese caso significaba la imposibilidad total de separar la lucha por el socialismo, la lucha por la libertad política, de la lucha económica; en otras palabras la lucha social en Rusia adquiría necesariamente el carácter de una lucha por reivindicaciones económicas y políticas y todo intento de superar esta estrecha relación entre ambas conlleva el riesgo de conducir a una tradeunionización de la clase obrera rusa." (pag 159)

De esta forma, el análisis concreto de la situación concreta que supone la utilización por Lenin del Libro II de El Capital, la categoría de formación económico-social y la explicitación de las condiciones del desarrollo del movimiento obrero en Rusia, le permiten a Lenin adquirir un punto de vista distinto del evolucionismo socialdemócrata que trazaba una continuidad abstracta entre desarrollo del capitalismo, crecimiento numérico del proletariado e influencia de la socialdemocracia.

Aricó intenta resaltar el nexo entre teoría y estrategia cuando sostiene que Lenin concibe la conciencia de clase como conocimiento de la totalidad de las relaciones operantes en la formación económico-social, desplazando del centro la contradicción entre capital y trabajo entendida en forma corporativa. De esta forma, liga la conciencia de clase con la estrategia de hegemonía obrera en la revolución, mediante la conformación de una organización partidaria que se basa en un conocimiento científico de la realidad en la que opera.

Esta lectura, si bien tiene el mérito de buscar el fundamento teórico de la estrategia política de Lenin, es unilateral para dar cuenta del nexo establecido por el propio Lenin acerca de las relaciones entre espontaneidad y conciencia. En efecto, Lenin amplió e introdujo mediaciones en la concepción expresada en el ¿Qué Hacer? después de 1905, ya que la experiencia histórica de la revolución rusa aportó una institución novedosa que no encajaba exactamente ni en el sindicato ni el partido: el soviet, institución clave de la revolución rusa, que expresaba en su propia existencia el pasaje de la lucha económica a la lucha por el poder y Lenin posteriormente incorporaría en su teoría política como base del estado proletario en El Estado y la Revolución. De esta forma, la relación discontinua entre desarrollo del capitalismo, crecimiento de la clase obrera e influencia del marxismo, en que Lenin fundamentaba la necesidad de una estrategia hegemónica que superara el tradeunionismo, se hace más compleja, incorporando la potencialidad creadora de la clase obrera a un nivel en el cual lo "espontáneo" está más cerca de lo "conciente" y el partido actúa con más eficacia en esa mayor proximidad. 

6 comentarios:

Anónimo dijo...

La conclusion de que la conciencia de las masas se eleva a "lo politico" en las situaciones revolucionarias y q la "aparicion de soviets" es la prueba del salto d la lucha economica a la lucha x la hegemonia social, y todo ello mas alla d la tarea "cotidiana y gris" q un Partido debe realizar durante años; esta conclusion te convierte en una organizacion sin estrategia cuyos objetivos politicos se definen numericamente (multiplicarse x 2,3,4,etc) y cuya militancia desconoce la experiencia de un trabajo territorial cotidiano, sistematico y profesional.

JDM dijo...

Estimado/a Anónimo: Lo que yo critico de Aricó es que su concepción de la conciencia de clase = conocimiento es teoricista y que su reivindicación de la discontinuidad entre desarrollo del capitalismo y crecimiento del marxismo se vuelve unilateral al retomar el esquema original del Qué Hacer sin la incorporación de los soviets como un elemento clave del pensamiento de Lenin. En la Lección 6ª Aricó retoma la importancia de los soviets en el pensamiento de Lenin, con lo cual tendré que reconstruir mi argumento más adelante. Pero si no interpreto mal ud. se quedó en el tiempo con los bolcheviques que no gustaban de los soviets o hizo una lectura fuera de contexto del post.
Por otra parte, no creo que la alternativa al crecimiento numérico sea el trabajo territorial. Nuestra estrategia va de las fábricas al territorio y no a la inversa. Por eso, el PTS tiene peso en el sindicalismo de base a un nivel mayor que las demás corrientes.
Gracias por comentar en el blog.

Anónimo dijo...

Estás planteando que los "soviets", o las "coordinadoras interfabriles" argentinas son "revolucionarios en sí mismos"? y que lo único que hay que hacer es "llegar en mayoría" para coparlos? Esto te lleva a una política "externa" de la vida cotidiana de la clase trabajadora, y a intervenir externamente en la mayoría de los conflictos que "surgen" en el mundo obrero. Usas el elemento del "soviet" como la excusa perfecta para quedarte cruzado de brazos en el pasillo de la Universidad, mientras relegás la tarea de construcción subjetiva al espontaneismo de las masas en la historia, como si las conclusiones científicas que deben ser educadas en años y años de trabajo, pudieran obetenerse (o casi obtenerse, según tu planteo) en esos farragosos meses de lucha de clases. Si tu elemento "espontaneo" es tan poderoso; y si, como plantea el Partido, nunca hubo objetivamente una recomposición social tan grande de la clase trabajadora mundial, y todo esto en el marco de grandes jornadas de Paros Generales en países Capitalistas Avanzados de Europa, dónde están esas expresiones de política espontánea del movimiento obrero? dónde están las consignas sovietistas? Tengo acuerdo en que Lenin valoriza el elemento de los Soviets, pero por nada del mundo saca la conclusión de que el Partido puede "relajarse", gracias a aquellos, de sus tareas de trabajo político cotidiano y sistemático "en el territorio" es decir en el mundo fabril y en los arrabales. O acaso pretendés decir que todo lo que se haga fuera de la fábrica es igual a lo que hace la "izquierda clientelar del régimen" (a los cuales yo también critico), pero con esto desligás a la fábrica de las zonas barriales. Por eso los locales del Partido están en los centros, cerca de las facultades y lejos de los barrios? Y por eso la mayoría de la militancia no conoce el trabajo sistemático en torno a estructuras obreras y sus zonas aledañas? cómo peleas el territorio, entonces, al poder de la burguesía: sindicalistas, OOSS adictas, "mazorca", etc... Tu planteo es Semi-espontaneista y abandona la Estrategia Leninista a cambio de una confianza ciega en los resultados espontaneistas de "los choques de las masas" en "situaciones" de lucha de clases; acaso proponés que el modelo de militante sea el "blanquismo de barricada" como los lúmpenes que chocan con la policía a los piedrazos, en vez del cuadro marxista que se dedica a construir pacientemente una organización con bases y fuerzas reales?

JDM dijo...

Estimado/a Anónimo: Realmente no sé de dónde sacó que yo digo que las coordinadoras o soviets son revolucionarios en sí mismos, o que hay que llegar en mayoría para coparlos, tampoco propongo armar grupos de lúmpenes ni digo que en meses se puede armar un partido. Me parece que le está pifiando. Si quiere hacer una crítica realmente ajustada de mis posiciones reales (no de la caricatura de ellas en base a suposiciones de carácter arbitrario) lo remito a las entradas más leídas de este blog, que abordan tanto la cuestión territorial como la de la estrategia más en general. Sobre los soviets y su posible carácter conciliador, vea la polémica con los gramscianos argentinos que está linkeada en el post "El lenguaje militar de Antonio Gramsci" y otros. Gracias de nuevo por comentar. Slds.

Anónimo dijo...

Algún día vas a tener que admitir, Juan, que la contradicción entre "cantidad de cuadros políticos" y "déficit de dirigentes y organizadores" es un derivado de la falta de una Estrategia amplia y clara, de carácter leninista de Construcción de un Partido de Acción. Simplemente, nunca se ha planteado formar organizadores y dirigentes en la experiencia "cotidiana y gris"; y se ha privilegiado "construirse hacia dentro" promoviendo los militantes que mejor conocen "la línea del Partido".
Si te interesa hacer discusiones solamente teóricas, alejadas de las consecuencias prácticas de la militancia, es otro tema.
Y no sigo con la discusión, porque dejaste en claro que no estás dispuesto a poner sobre la mesa argumentos. Además, se volvería malsana.

JDM dijo...

Estimado: el que no da argumentos es ud. Toda la reconstrucción de mi supuesta posición es una caricatura suya. Me gustaría saber cuál es su partido de acción, con una estrategia amplia y clara. Y ya que me llama por mi nombre de pila, podría decir el suyo.
Acá no hacemos ninguna discusión alejada de la militancia, por el contrario las reflexiones de este blog surgen de nuestra práctica militante. A ud. puede no gustarle, pero no se ofusque si no responde a su caricatura. Slds.