viernes, 2 de septiembre de 2011

El Spleen de Boedo

Hoy estuve charlando con Sil, a propósito de este post y abordamos la importancia de dos instituciones del barrio de Boedo de los años '80: la plaza Butteler y la disco St. Thomas. En la primera, jugué con mis hermanas desde muy chico y también me senté un rato de más grande para pensar un poco. A la segunda, jamás entré por ser muy niño, pero la conocí por los relatos "épicos" de amigos más grandes, como el negro Jorge, quien me contaba sus conquistas amorosas con más detalle que buen gusto, mientras lo acompañaba a comprar mentolados More a Rivadavia y J.M. Moreno. Así que bue, de toda esta conversa me quedaron las ganas de compartir con los amigos un poema de Fabián Casas, que lleva por nombre el título de este post y dice así: 

Sé lo que hicimos el verano pasado
cuando el heladero cruzaba las calles
bajo el desierto spleen de Boedo.
Y abombado por el calor, 
dormía en el garage, 
el perro siberiano de los Scardanelli.
El verano pasado: pisado.
Los cigarrillos doblados, olor,
la voz de Roberto Carlos en los parlantes
                                     de la avenida.
Como una resistencia eléctrica 
cuyos filamentos se apagan lentamente
la tarde roja vira al negro
y empieza la percusión de los postigos
tocados por el viento.
Bajo los látigos del agua, las plantas.
En las ventanas, los mosquiteros.
Las cortinas hechas con largas tiras de plástico, 
bailan en las puertas de las cocinas.
Y se encienden los espirales en las mesitas de luz. 

2 comentarios:

Lucas dijo...

hola juan. quiero decite que te leo siempre y me agrada. Tus explicaciones y reflexiones teoricas son muy buenas. Lo agradezco.

Ahora noto una cierta oscuridad (profunda) en los ultimos (bastantes) post. Me sensibilizan y me dan añoranza, angustia o algo por el estilo. Espero que sea un estado de animo pasajero nomas o simplimente una interpretacion mia :D
abrazo

JDM dijo...

Cómo estás, fiera... no sabía que le tenés miedo a la oscuridad, ja...

Digamos que ando medio nostálgico, para no exagerar, sobre todo del barrio.

La muerte de mi viejo me generó otras reflexiones que no vienen al caso en este momento.

Un abrazo.