miércoles, 11 de mayo de 2011

Sobre la situación de los trabajadores, los sindicatos y la política que se viene


El planteo de Cristina contra la CGT, que salen a festejar críticamente Morales Solá y otros es parte de la interna del peronismo en un sistema político que desde el punto de vista burgués es claramente "PJ-dependiente" como ya dijimos en un post anterior. Sin embargo, más allá de la discusión política entre las facciones del peronismo en que se sostiene el actual gobierno, donde los gobernadores por un lado y los progres K por el otro aparecen enfrentados con Moyano, lo cierto es que más allá de la coyuntura, hay una discusión abierta entre el gobierno, las patronales y la burocracia, sobre cómo lidiar con los reclamos salariales ahora y hacia el próximo mandato. No en vano, los llamados a la moderación de Cristina, coinciden con los que ya vienen haciendo en este sentido las propias entidades empresarias. 


Este post de Artemio López incluye información de gran utilidad, sobre todo porque es dicha por un partidario del gobierno, por ejemplo "... sobre 7,5 millones de trabajadores formal-privados, el 30% que más gana se distribuye el 64,4% de la masa salarial total, en tanto el 30% que menos gana accede al 9,8% de la masa salarial formal privada total. Esta brecha salarial entre estratos de trabajadores tan significativa es producto de la diversidad del sistema productivo, pero también resulta impulsada por las modalidades dominantes de representación gremial, y debiera ser tenida en cuenta al analizar las causas de la continuidad en el tiempo del patrón de inequidad y, aun más, el sostenimiento de niveles de pobreza superiores al 25% de la población, incluso en situación de virtual pleno empleo."



Prosigue: "(...) En este punto, la sobrerepresentación de los grandes empresarios nacionales y transnacionales resulta la contracara de la modalidad dominante de sobre representación gremial de los trabajadores formales de la cúspide de la pirámide salarial." 


Artemio concluye reclamando al estado que refuerce su rol de mediador para evitar que las patronales lesionen derechos de los trabajadores formales e incluso que no siga agrandándose la distancia entre éstos últimos y los que están en condiciones de informalidad y precariedad. 


Sin embargo, el gobierno viene planteando cada vez más que los sindicatos tienen que reclamar menos y con métodos más "civilizados", como Cristina dijo el día de ayer con su planteo de "bajar la conflictividad", lo cual va más en el sentido de fortalecer el polo empresario que el sindical, de cara al próximo mandato. 


Ni hablar de las causas penales contra el sindicalismo de base y los sectores clasistas y más combativos.



Pero si el polo gubernamental aparece mucho más cerca de los empresarios que de los obreros, la burocracia sindical tampoco está mejor parada. Contra los fanáticos del movimiento obrero organizado, como Abel y Manolo Bargue, la situación descrita por Artemio, muestra a las claras que la CGT no cumple el rol de una central obrera nacional que se planta a realizar una discusión de conjunto con las patronales, sino que por el contrario, limita sus funciones a establecer un cierto techo salarial para las paritarias, que luego se negocian por sector, con el claro perjuicio para los sectores más débiles de las organizaciones sindicales. Garantiza de esta forma la división al interior del movimiento obrero, entre los propios sindicalizados y entre los sindicalizados y los que trabajan bajo formas diversas de trabajo precario y en negro.

En este marco, más allá de que para ganar el voto de la clase media gorila venga bien pelearse con Moyano, lo importante es que el gobierno de Cristina se ubica más cerca del sector empresario contra los reclamos de los trabajadores, con lo cual el gobierno y las patronales se encontrarán cada vez más unidos en defensa de "el patrón de inequidad" que Artemio López llama a revertir, al mismo gobierno que lo sostiene y del cual es un defensor entusiasta.








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