martes, 24 de mayo de 2011

Lectura de medianoche

La Bruja Buena me regaló Los Lemmings y otros cuando estuve en Buenos Aires y enterré a mi viejo. Cuando lo leí me acordé de vos, me dijo. Mi hermana para no ser menos, me regaló la restante obra publicada de Fabián Casas, Boedo (todos los poemas), Veteranos del Pánico y Ocio (yo ya tenía Ensayos Bonsai). Dos datos importantes: gracias a las mujeres sigo en relación con la literatura y gracias a la literatura sigo en relación con el barrio.

Hoy, después de una jornada un poco extensa, me puse a leer en voz alta los poemas compilados en Boedo para hacerle un mimo a la Turca que está enferma.

Transcribo para los amigos uno que me hizo interrumpir la lectura... 


A los pies de la cama de mi viejo

Sentado a los pies de la cama de mi viejo
contemplo su cuerpo desnudo y dormido.
Está bien papá, ya han pasado muchos años
y es bueno que duermas un poco.
A través de la ventana se escucha el ladrido de un
            perro.
Me cruzo de brazos en la penumbra de la habitación
y detengo mis ojos en la figura del campeón del mundo:
De pie señores, un poco de respeto para los hombres
                                                            como mi viejo.
que doblegaron sus vidas en trabajos miserables.
No todos podemos zafar de la agonía de la época
                                                                              y así
en este momento
a los pies de la cama de mi viejo
yo también prefiero morir antes que envejecer.

(Tuca, 1990)

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