domingo, 1 de marzo de 2009

Un exabrupto de temor patronal

El diario Río Negro titula su editorial de ayer con la frase “La izquierda ausente”. Resumiendo, el editorial sostiene que si bien la crisis actual del capitalismo parecería abrir posibilidades para las corrientes socialistas (“tanto democráticas como autoritarias”) no ha sucedido de tal modo, porque el fracaso del comunismo impide a los izquierdistas proponer soluciones que se hayan demostrado eficaces en el pasado.

El Río Negro, que fue la primera empresa en despedir trabajadores ni bien se empezó a hablar de la crisis internacional en la región, parece bastante preocupado de que alguien empiece a escuchar las ideas de los marxistas.

¿Una posible causa de su preocupación podrá ser el hecho de que los principales países capitalistas, empezando por EEUU tuvieron que negar en los hechos toda la ideología bizarra del libre mercado y estatizar bancos y activos tóxicos? Nadie puede confundir eso con una “nacionalización” o “socialización” progresista, porque no es expropiar a la burguesía sino socializar las pérdidas de la clase capitalista, es decir, hacer que la gente común pague los malos negocios de las corporaciones.
Sin embargo, si el capitalismo debe negarse en parte para sostenerse ¿Quién está en problemas? ¿Los capitalistas o los izquierdistas?

Fiel a su concepción elitista y ultra-patronal de la política, el Río Negro dice que los trotskistas y anarquistas pueden organizar manifestaciones puramente testimoniales pero nada más. Entonces crea un esquema binario compuesto de una izquierda social testimonial y una derecha o centroderecha pragmática que ejerce el poder.
La lucha de clases, que el Río Negro detesta teóricamente pero ejerce en la práctica contra sus propios empleados, parecería no tener lugar. ¿Tenemos que recomendarle a un Diario que lea los diarios? Los editores podrían repasar sus propias noticias de los últimos meses y más aún las que nunca publicaron ni piensan publicar sobre las luchas que está dando la clase trabajadora a nivel nacional e internacional, desde los propios EEUU hasta la Argentina.

La cuestión que verdaderamente preocupa al Río Negro, es que las manifestaciones y expresiones de lucha contra el intento de hacer pagar la crisis a los trabajadores, están lejos de ser organizadas únicamente por trotskistas y anarquistas. Son procesos que implican a un importante sector de la masa de los trabajadores.

En esos procesos, empieza a darse una confluencia de los sectores activos de la clase trabajadora con la izquierda revolucionaria. En las automotrices cordobesas, los sectores más combativos empiezan a plantear la consigna de repartir las horas de trabajo entre todos los compañeros sin bajar los salarios y que sean los capitalistas que se enriquecieron los que corran con los “gastos”. Esa es la única solución posible contra los despidos, suspensiones y la desocupación. En la región, la experiencia de Zanon, en la que confluyeron militantes revolucionarios y trabajadores con voluntad de lucha, la puesta en producción de la fábrica bajo administración obrera demostró que los patrones no son necesarios. Esa es otra de las “soluciones” que tendremos que implementar los trabajadores ante cierres y despidos.

Estas experiencias no se limitan al ámbito nacional. En México surgió la comuna de Oaxaca, en Venezuela la lucha de Sidor que logró la estatización contra el monopolio Techint y la política represiva del propio Chávez, hasta en EEUU tomaron la Republic Doors & Windows, proceso que el Río Negro informó con diez días de retraso. En Europa, los trabajadores/as se movilizan masivamente como en el caso de Francia o la reciente revuelta social en Grecia.

Si la clase trabajadora profundiza sus respuestas a la crisis capitalista, irá sacando sus propias conclusiones. Sabrá más temprano que tarde, que no va a haber soluciones definitivas si dejamos el poder en manos de la clase dominante. La propia burguesía, con sus ataques, irá empujando a la clase trabajadora hacia la lucha por el poder. Ni hoy ni mañana, pero tampoco dentro de un siglo.

Lejos de imaginar una “revolución breve y emocionante”, los trotskistas del PTS nos estamos preparando para una lucha prolongada, difícil, con triunfos y con derrotas, insertos en los esfuerzos de organización y lucha de la clase trabajadora, en el movimiento estudiantil, en el movimiento de mujeres, en la intelectualidad y en todo reclamo popular que enfrente la voracidad de los capitalistas. Lo hacemos con paciencia estratégica y sin ningún respeto por los “derechos adquiridos” de la burguesía.

Sabemos que las revoluciones son procesos de masas, pero que el triunfo del movimiento “espontáneo” sólo puede ser garantizado en los años previos de preparación "conciente".

En este contexto de fracaso de la ideología triunfalista del capitalismo que se impuso hace 20 años, el sermón del Río Negro contra la izquierda es un pobre exabrupto de temor patronal.
Y cómo viene la mano, no se equivocan tanto en estar asustados.

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