miércoles, 13 de marzo de 2013

Un pequeño comentario sobre el ascenso al trono de Bergoglio

Si Estados Unidos tiene un presidente negro, la Iglesia bien puede tener un Papa argentino. Desconozco los motivos internos por los que Bergoglio resultó ser el nuevo rey de los católicos, pero este hecho puede inscribirse en la lógica más general de "renovación" de ciertas instituciones reaccionarias, que cambian el personal y los estilos, pero no el programa. 

Las manifestaciones de júbilo porque un argentino haya llegado a ser Papa, parecen indicar que este hecho fortalece ciertos aspectos bien reaccionarios del sentido común: la unidad nacional, la identificación de la argentinidad con el catolicismo y el peso de la autoridad papal en el país, lo cual se ve abonado por el intento de presentar un "jesuitismo con rostro humano" (incluida la elección del nombre), que no excluye el más grande de los reaccionarismos

Obviamente es una circunstancia que puede ayudar a que la Iglesia Católica recupere cierta popularidad (que viene perdiendo a manos de las iglesias evangélicas) y más en general se posicione desde una mejor relación de fuerzas frente a este gobierno y los que vengan. 

En cuanto a las restantes consecuencias para la política argentina, ya está en marcha la movida para transformar al nuevo Papa en el ícono salvador de la oposición burguesa (desde ya que están más cómodos que cuando Moyano era considerado "la esperanza negra").

Sin embargo, deducir del ascenso de Bergoglio un ascenso automático de la oposición burguesa es infantil. El tipo no se va a poner a co-gobernar la Argentina desde el Vaticano para "restaurar la moral y buenas costumbres", sencillamente porque no se puede, además de que el cristinismo tiene más afinidades con la Iglesia Católica de las que ambos están dispuestos a reconocer. 

2 comentarios:

Guillote Crux dijo...

Agrego un comentario mío al post del amigo Juan Dal Maso. Me parece que la Iglesia Católica, luego de Juan Pablo II, carece de estrategia. Para ser más claros, y sin ser un especialista en el tema, me parece que desde la Segunda Guerra Mundial para acá, Roma tuvo dos grandes "estrategas": Juan XXIII y el mencionado papa polaco, con dos orientaciones, si bien distintas, congruentes con el rol de la Iglesia como institución política. Juan XXIII, en un contexto de conflictos y revoluciones en el Tercer Mundo, de radicalización política, incluso dentro de la la misma Iglesia, fue un papa que fomentó una gran reforma y dio aire a la teología de la liberación y a las corrientes renovadoras, consciente de que si en ese contexto el catolicismo no se modernizaba e izquierdizaba no podía cumplir un rol de contención a esa radicalización. Haciendo una analogía con el estalinismo, la época del Concilio Vaticano II fue una especie de "Frente Popular" para la Iglesia. Juan Pablo II como estratega fue mas bien expresión de la época siguiente, la de la derrota del período de revoluciones del período que va de fines de los '60 a comienzos de los '80 y la restauración. Wojtila fue la expresión vaticana del reaganismo-thatcherismo, fue fundamental a la hora de cargarse al estalinismo en el bloque soviético (del cual provenía) y, aunque con una orientación reaccionaria, tenía un rasgo que lo emparentaba con Juan XXIII: su relación con corrientes socialcristianas como la burocracia de Solidaridad en Polonia. El piloto automático con el que se manejó la iglesia durante Ratzinger, sin estrategia, hizo que retrocediera y cayera en la decadencia, reducida a una iglesia ultra-conservadora y sin sectores de izquierda de algún peso dentro de ella. Tal vez Bergoglio, seguramente un político más hábil que Ratzinger, signifique un intento de la Iglesia de salir de ese impasse estratégico, y que entre otras cosas en Latinoamérica va a intentar cargarse al castrismo en Cuba, donde la Iglesia tiene muchos cuadros de nivel y es mucho más política y dialoguista con la burocracia cubana que la gusanería tradicional.

DP dijo...

Guillote: está bueno el comentario y la "historización".
En lo único que discrepo es en lo de "piloto automático" del período Ratzinger: más bien lo que hay (o hubo?) es continuidad entre Juan Pablo II y Benedicto XVI, ya que ambos representan corrientes conservadoras.
Lo que hizo eclosión es la combinación de desmanejos financieros, escándalos por los casos de abusos sexuales y pederastía (lo que además de minar la moral de la Igelsia católica ante la sociedad le ha significado una millonada de dólares en indemnizaciones -como ocurre con muchas iglesias yanquis, que están al borde de la quiebra tras llegar a "acuerdos" con damnificados/as-), y el tema de cómo mantener y ampliar los "fieles" en el mundo...
En ese sentido, la elección de Bergoglio, un "conservador moderado" -pero conservador al fin (su origen en Guardia de Hierro, su papel durante la dictadura, sus peleas contra el derecho al aborto y el matrimonio para personas del mismo sexo.etc.-, me parece que tiene que ver con tratar de mostrar una cara más "social" que la "teólogo ortodoxa" del renunciado Ratzinger.
Más que piloto automático, hubo/hay una gran crisis, y están tratando de "regularla"...
Perdón que se me hizo medio largo.
saludos
Demian